viernes, 9 de octubre de 2015

On air: Armas de precampaña

Según se desarrollaron las acontecimientos, parecería que mi columna me la dictaron desde San Juan de Dios. Nada más lejos de la realidad pero es que, ciertamente, la situación que existe en las arcas municipales clama al cielo y que ahora vengan desde Madrid exigiendo resulta muy llamativo.

Tal como se apagaron los últimos rescoldos del incendio de las elecciones catalanas, la nueva fecha en el horizonte pasó a ser el 20 de diciembre. Desde aquel día empezó la precampaña para unas generales que se presumen las más interesantes de las últimas décadas. 
Tan poco clara están las cosas que el Partido Popular pretende dejarlo todo atado y bien atado. Para que tengan una referencia, hasta abril el Parlamento había aprobado 4 leyes en este año. Desde abril hasta ayer ha aprobado 37 ordinarias y 14 orgánicas. Están actuando antes de que los manden a su casa. 
Quizá por eso se presume que va a ser una precampaña a cara de perro. Y no lo digo porque se pongan todos a bailar como Soraya Sáenz de Santamaría el otro día en televisión. Allá cada cual con su sentido del ridículo. Es un poco mezquino hacer pasar a una lacia redomada por una bailonga. Aunque peor es que nos dijera que Rajoy es un marchoso. Eso sí que no se lo cree nadie, ni siquiera en precampaña. 
Otra de las prácticas habituales de la precampaña son las inauguraciones. Rajoy ya tuvo la del puente de Cádiz y desde entonces ha inaugurado en León una línea de AVE, como Aznar, y en Huesca un pantano, como… Bueno, ya saben quién inauguraba pantanos.
Pero todo eso pasa a un segundo plano cuando se introducen otros elementos para hacer precampaña como lo es la utilización de los instrumentos del Estado que debieran ser de todos y no estar instrumentalizados al servicio de un partido. No se entiende de otra manera las misivas que el Ministerio de Hacienda ha enviado a determinados Ayuntamientos anunciándoles la retirada de la participación en los ingresos del Estado si no cumplen estrictamente con medidas como despidos y privatizaciones. 
Es curioso, coinciden estas cartas con encuestas que determinan que los políticos más valorados son los alcaldes del cambio de ciudades como Madrid y Barcelona. Y coincide con Ayuntamientos que ya no están gobernados por el partido que sustenta al Gobierno. Que sepamos, ya han llegado a El Puerto y a Cádiz.
No estaría mal que la carta también se dirigiera a los que esquilmaron las arcas públicas y dejaron una deuda en el Ayuntamiento de Cádiz de 275 millones de euros. Pero esos, en lugar de recibir cartas o marcharse a su casa siguen presumiendo de buenos gestores porque saben que no tendrán que hacer frente a su desastre.

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