viernes, 26 de abril de 2013

On air: Jueves negro

Rajoy nos saca la lengua.
Foto tomada de minernm.blogspot.com.es

La columna de esta semana me ha quedado deprimente. De hecho, es un poco depresiva porque la situación no invita a otra cosa. La realidad del dolor que el desempleo está llevando a muchas personas que conozco se constata con estos días en las que surgen las grandes cifras. Seis millones de parados y el anuncio de más recortes para hoy. Más presión que llevará más paro.

Maldito jueves éste. Y no lo digo por las cuestiones futboleras que tienen desde el martes con depresión sucesiva y coincidente a las dos medias Españas que se preocupan del balón. Este jueves duele por otras razones.
Ya era un jueves negro de antes. En su condición de víspera de viernes de Consejo de Ministros, el anuncio de que Mariano Rajoy había abandonado la pantalla plana para afilar las tijeras suponía un golpe mortal para nuestra tranquilidad. Nadie sabe a ciencia cierta lo que aprobará mañana el Consejo de Ministros porque la sensación es que no lo saben ni ellos. Rajoy, que alardeó de coherencia y previsibilidad y criticó los bandazos del gobierno ZP, se ha convertido en un auténtico esperpento que hace bueno al que parecía el Gobierno más ineficaz de la historia de España.
Rajoy anuncia que podría subir los impuestos y al día siguiente lo niega. Con los antecedentes del sujeto la ciudadanía se intranquiliza más cuando lo niega que cuando lo afirmó. Mañana habrá más recortes y vienen a nuestra memoria aquellos viernes de finales de 2011 en los se aprobaban sacrificios que nos prometían que nos sacarían de la crisis. Aquellos días en los que el paro aún no había alcanzado los cinco millones y sus votantes esperaban que el gobierno del Partido Popular guiara la economía por la senda de la recuperación. Pero no, está claro que no.
No hay que ser muy inteligente para entender que la subida de impuestos no contribuye a reforzar el consumo y que el abaratamiento del despido no ayuda a la creación de empleo. Sin empleo, el consumo cae. Sin consumo la burbuja capitalista pincha y el aire de la explosión se lleva por delante a millones de personas. A seis millones, concretamente. Porque si por algo es este jueves maldito es porque la EPA nos ha puesto sobre la mesa que son más de 6 millones los españoles en paro, por primera vez en la historia.
Para colmo, nos anuncian que van a retrasar la edad de jubilación. Lógicamente, retrasar la edad de jubilación incrementa el paro porque cae la tasa de reposición. Pero a ellos no les importa, el objetivo es reducir las pensiones porque cada vez es más difícil trabajar y cuantos más años obligues a cotizar y más años tomes de referencia, menos cobrarán los pensionistas que, no olvidemos, a estas alturas son los que sostienen la economía de muchas familias.
Sólo un dato bueno: la prima de riesgo ha descendido y eso le sirve a Rajoy para alardear de que los mercados confían en él. Pero los ciudadanos, no. La sociedad no confía en Rajoy. Después de año y medio creo que hay razones suficientes para que se vayan. Nos están hundiendo en el barro y, de camino, se están cargando nuestros derechos y nuestro Estado del Bienestar. Maldito jueves, éste.

viernes, 12 de abril de 2013

On air: La Junta de Andalucía o el difícil camino entre la norma y la realidad.


Cuando leí la referencia de las medidas que la consejera Cortés anunciaba para el nuevo Decreto sobre la función social de la vivienda me pareció fantástico. Son las decisiones que se esperan de un gobierno que se declara de izquierdas. Lo que pasa es que después recordé tantos y tantos desastres de gestión que acumula la Junta de Andalucía y se me pasó la inflamación de alegría. Una cosa es aprobar normas y otra aplicarla. Y si no que se lo pregunten al drago del callejón del Tinte. Una cosa es que lo conviertan en Bien de Interés Cultural y otra que muevan un dedo por evitar que se caiga.

Recuerdo que el 26 de marzo del año pasado me alegré. Me alegré de que la ola ultraliberal no inundara las calles de mi Andalucía. Me alegré de que mi tierra hubiera apostado por un giro hacia el lugar al que parecía que nadie giraba, hacia la izquierda. Esperaba que un gobierno entre el PSOE e Izquierda Unida planteara una realidad alternativa, otra forma de hacer las cosas. Lo esperaba para días como hoy en el que el BOJA publica el Decreto sobre la función social de la vivienda cuyo contenido, a estas alturas, es de sobra conocido. Paralización de desahucios en casos de riesgo de exclusión y sanciones a los bancos e inmobiliarias que no pongan en el mercado las viviendas de su stock.
Este tipo de medidas son las que se esperan cuando una formación que se denomina de izquierdas entra en un gobierno. Medidas reales para proteger a los más débiles y poner límites al capitalismo desaforado, al menos, en relación con los bienes de primera necesidad, como la vivienda. Cuando se cabalga en esa dirección es lógico que ladren. Se oyen las voces de quienes utilizan la Constitución para lo que les conviene, los de la lectura sesgada. Esos que nunca se han fijado en el artículo 33 que establece que la función social de la propiedad delimitará su contenido. O que el artículo 47 que consagra el derecho a una vivienda digna.
Pero no nos llevemos a engaño. Estas medidas tienen un recorrido limitado. Y no lo digo sólo por el hipotético recurso que puede presentar el Gobierno del Estado. Lo digo porque su aplicación depende de la Administración autonómica andaluza que es especialmente caótica e ineficaz.
Las muestras en Cádiz son múltiples. El museo del Carnaval, la residencia de Tiempo Libre, la ciudad de la Justicia son proyectos que la Junta ha sido incapaz de sacar adelante. Resulta ridículo que Teófila y sus medios de cabecera tengan que inventarse algunos cuando existen tantos ejemplos reales.
El último caso palmario lo tenemos con la gestión del fallecimiento del drago. La falta de protección de un BIC pese a las denuncias muestra la dejadez que sólo pudo empeorarse por el desastre representado en la Delegada de Cultura. Saucedo hija primero negó la condición de BIC al drago, a la vez que aseguraba contar con informes y expertos canarios que atestiguaban un plazo de cuatro meses para trasplantar el centenario árbol. Nada de lo que dijo era cierto. Pero no pasa nada. Si en esta Andalucía tuviéramos el mínimo de exigencias sobre la capacidad de nuestros gobernantes Saucedo no seguiría ni un día más en su puesto, pero seguirá. Y nuestra Junta de Andalucía seguirá funcionando igual, aprobando normas que nunca se hacen realidad. Es lo que pasa cuando sustituyes el mérito por el carné del partido y la capacidad por ser hija de.

jueves, 4 de abril de 2013

On air: Independientes

La columna de hoy está dedicada al nacimiento de un nuevo periódico en Cádiz: El Independiente de Cádiz. Desde que supe que su primer número saldría en miércoles pensé en dedicarle mi columna del jueves. Lo tenía claro hasta que ayer leí este comentario del gran Pepe Landi y me lo pensé dos veces porque cuando los grandes gurús hablan los aprendices de brujo deberíamos callar. Sin embargo, el propio Pepe me dijo que quería leer mi opinión sobre el tema así que decidí escribir unas líneas. Después, releído no sé si es demasiado elogioso e, incluso, un poco injusto con los profesionales de los otros periódicos que se esfuerzan en hacerlo lo mejor posible. Pero, con todo, creo que he dicho todo lo que quería decir sobre el tema, que no es poco.


La primera vez que oí hablar de El independiente me pareció una locura. Poco después me lo contó uno de los protagonistas con una paellera de por medio. A mi interlocutor le dije que era un proyecto maravilloso pero en mi interior seguía pensando que era una quimera. No era hipocresía. Mi ordenada cabeza de jurista, con sus plazos, sus impuestos y las obligaciones sinalagmáticas jamás se embarcaría en un proyecto así. Sin embargo, mi corazón de comuna y mi alma de periodista frustrado me llevan a desear con fervor que el proyecto salga bien.
Porque no me dirán que el proyecto no parece una locura. Es apostar por la triple decadencia: prensa, papel y Cádiz. Supongo que eso es lo que diferencia a los intrépidos de los cobardes como yo. Arriesgarse con valentía en aquellas situaciones que parecen menos propicias.
Sin embargo, otros factores invitan a pensar que se trata de un maravilloso sueño. El método cooperativista se plantea como la única alternativa posible para generar empleo en un sector tan golpeado por el paro como el periodismo. La libertad que se desprende de no tener patrón ni rey en estos tiempos en los que la publicidad institucional y los gabinetes de prensa han fagocitado la independencia es una invitación a soñar. Son elementos que invitan a adoptar el proyecto como propio aunque no participemos en él más que como humildes lectores.
Porque un periódico es algo más que una simple empresa. Un periódico es soporte fundamental de la democracia, garante de la libertad de información.  Pero no nos engañemos, un periódico también es un medio de influir –en la política, en las empresas, en la sociedad-, y un negocio que se fundamenta en vender ejemplares todos los días.
Como lector, espero que los ideales que alumbran al Independiente se mantengan en el tiempo. Que den voz a los ciudadanos, al tejido social; que abandonen el discurso partidista, pero que no mantengan la equidistancia que es tan criticable como el sectarismo. También espero que no caigan en el sensacionalismo, que preponderen los análisis serios, los reportajes en profundidad, las entrevistas sin preguntas pactadas. Y si pueden, que saquen a la luz esas noticias que los poderosos mantienen ocultas con su dinero, público o privado.
Tengo amigos embarcados en el proyecto y, por ellos y sus familias, deseo que todo salga muy bien, que la osadía triunfe ante la lógica. Pero también lo espero por mí, como ciudadano, y por esta ciudad tan viciada, tan caduca. Larga vida al Independiente y a todos los osados que se arriesgan.