jueves, 5 de diciembre de 2013

On air: Sólo cuatro días

Mañana es el Día de la Constitución y el próximo martes el Día de los Derechos Humanos. Sólo cuatro días entre dos celebraciones que deberían tener un marcado tinte reivindicador porque en ambos casos se conmemoran textos de gran exigencia para los poderosos y protección para los ciudadanos. Sin embargo, a la Constitución le han quitado cualquier valor en ese sentido, manipulándola de forma vil hasta ponerla al servicio de una pare de su contenido y no de su completo tenor.

Hoy les voy a leer unos fragmentos de un texto revolucionario y subversivo. Fue escrito hace casi 35 años pero su lectura ahora resulta de lo más pertinente. Por ejemplo, esa parte en la que dice que “La educación tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana en el respeto a los principios democráticos de convivencia y a los derechos y libertades fundamentales”. O al afirmar que los valores superiores son la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo. Y, por supuesto, con aquello de que “Todos los españoles tienen derecho al trabajo, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia…”. Sí, es la Constitución Española de 1978 el texto que les estoy leyendo. No quiero cansarles con la lectura pero creo que, de vez en cuando, es interesante recordarla. 
Debería hacerlo Rajoy cuando dice que las manifestaciones tienen que someterse a autorización previa, en contra del artículo 21 que dice, precisamente, lo contrario. O el Ministerio de Trabajo que se ha saltado aquello de “La ley garantizará el derecho a la negociación colectiva laboral entre los representantes de los trabajadores y empresarios, así como la fuerza vinculante de los convenios” con la nueva regulación de la negociación colectiva. O la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Cádiz con su peculiar comprensión del “Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada.” O Hacienda que no recuerda aquello de que “Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica”. 
Una de las definiciones que más hilaridad me produce es la de partidos constitucionalistas al PP y al PSOE en el marco de las cuestiones nacionalistas vascas y catalanas. A veces, parece que lo único que reconoce la Constitución Española es la indisoluble unidad de la Nación española patria común de los españoles, que también. Pero el mismo furor que ponen algunos en la defensa de esa parte de la Constitución o de aquella otra nueva en la que se establece el principio de estabilidad presupuestaria deberían ponerlo en la parte que establece la función social como límite a la propiedad privada, la distribución de la renta personal más equitativa o la igualdad real y efectiva.  
Mañana, 6 de diciembre es el Día de la Constitución. Cuatro días después, el 10 de diciembre, será el día de los Derechos Humanos. La Constitución y los Derechos Humanos están muy próximos. De hecho, sólo un puente los separa. Aunque, por desgracia, también es un puente por el que apenas se circula, y es que los políticos, los banqueros y los demás poderosos han prendido fuego al carril reversible.

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