jueves, 31 de mayo de 2012

On air: #Salvemos Valdevaqueros

La duna de Valdevaqueros en
imagen de lavanguardia.com
Hay días que no tengo temas y otros que no sé por cual decantarme. Esta semana ha sido uno de ellos. De todos he escogido el del proyecto de Valdevaqueros porque es una zona que me encanta y me parece un atentado ecológico de máxima categoría. No es que me considere un ecologista de manual, pero algunas cosas superan cualquier límite de tolerancia.


Dicen que fue el levante el que salvó la costa de Cádiz. Cuentan que a finales de los 60 un alto cargo franquista vino a realizar una visita para impulsar la costa gaditana como enclave turístico pero se encontró con un día como hoy, con el levante volándolo todo hasta a los buitres. Con Levante no hay sol, ni playa, ni chiringuito ni ninguno de esos tópicos que acompañan el descanso veraniego de las masas. Por eso aquel ministro prefirió irse a la Costa del Sol, siempre más resguardada del viento.
 La anécdota no sé si es verdadera pero explica que el desarrollismo de los 70 respetara la naturaleza del litoral gaditano. Mientras que el cemento se comía la costa mediterránea con símbolos como Marbella o Benidorm, en nuestra provincia aún se encontraban enclaves paradísiacos de dunas de arena dorada y fina. Bien es cierto que no todo se salvó y que también padecimos horribles esperpentos como el del Gran Hotel de Atlanterra aunque, hasta en ese caso, tuvimos la fortuna de que la Justicia y la economía provocaran la voladura de aquel adefesio costero, aunque tuviéramos que esperar más de dos décadas. Curiosamente, el levante, guardián de la costa, también se convirtió en fuente de ingresos para la zona. Convirtió Tarifa en el epicentro europeo del windsurf y fomentó un tipo de turismo peculiar, con un aire bucólico y hippy pero con un poder adquisitivo más alto de lo que parece. Además, los parajes naturales atraían turistas que generaban la intención en los desaprensivos de siempre de lucrarse aún pervirtiendo su condición paradisíaca. Sin embargo, por una razón o por otra los diversos proyectos que han tratado de socavar nuestros paraísos fueron rechazados, en El Palmar, en Trafalgar,… las bellas playas salvajes seguían siendo salvajes aunque cada vez menos vírgenes. Pero contra la crisis no podrá el levante. Esta semana es Valdevaqueros, uno de los últimos paraísos impolutos de nuestra costa el que está amenazado de muerte. La amenaza la firman un constructor con buenos contactos y un alcalde, muestra de la peor calaña de los políticos de la zona, tránsfuga de cuatro formaciones distintas y que ahora, bajo las siglas del PP, cuenta con la ayuda de andalucistas y socialistas. Esta vez el levante no será la solución para la conservación de nuestra costa. Esperemos que la Junta de Andalucía tenga el coraje suficiente para paralizar el proyecto. De lo contrario empezaremos a pensar que la presencia de Izquierda Unida en el poder autonómico es un brindis al sol. Pero sobre todo, habremos condenado a muerte a uno de los últimos rincones especiales de la costa del sur de Europa. Aunque quizá sea eso, quizá sea la forma de mostrar la opulencia de una economía decadente a esos inmigrantes que llegan en patera hasta la antigua playa de Valdevaqueros, futura urbanización de la vergüenza.

jueves, 24 de mayo de 2012

On air: Patriotas


Imagen de extpcfutbol.blogspot.com

La columna de hoy iba a estar dedicada a las declaraciones en las que Teófila Martínez acusaba al movimiento 15M de no tener estudios superiores. Después de leer el texto íntegro de la exposición me pareció que el corte estaba manipulada y que hay, en el día a día de Cádiz, suficientes razones para atacar a Teófila como para tener que hacerlo por una falsa y darle argumentos a su defensa. Así que, cambié de tercio y de tema y me acordé de Esperanza Aguirre, Gibraltar y Argentina. Porque a mi, cuando me llaman por la vía del patriotismo, nunca me encuentran.

Soy muy mal patriota. Me cuesta eso de sentirme parte de un grupo en el que estoy por designio divino y no por voluntad. Me pasa con las personas. Conozco y aprecio a tanta gente que nació muy lejos y que por esa razón tiene menos derechos y más problemas de los que tengo yo que me resulta difícil entender los motivos de su diferencia. Cuando oigo lo de que el trabajo, la sanidad o la educación para los de aquí, a mi el concepto “de aquí” me rechina porque mi único “aquí” es la casa en la que vivo con mi familia. Abierta esa puerta, distingo amistades pero no procedencias. Lo mismo me pasa con las banderas. La única que enarbolo con orgullo, incluso en los malos momentos, es la amarilla y azul porque representa mis recuerdos de la infancia. Durante algún tiempo me acerqué a la verdiblanca porque Blas Infante siempre dibujó su Andalucía de forma inclusiva pero desde que vi a sus herederos cultivar el agravio comparativo y el nacionalismo excluyente, también la arrié de mi mástil personal. Y la rojigualda sólo consigue despertar mi rabia si la veo con el aguilucho estampada.
Se pueden imaginar que tampoco me excitan especialmente los himnos. Por respeto a quienes sienten algo por esas notas musicales, no he silbado nunca un himno. No entiendo a quien lo hace pero respeto el ejercicio de libertad que supone silbar La Marsellesa en un partido entre España y Francia o la Marcha Real en la final de la Copa del Rey. Ahora bien, habría que preguntarse porqué treinta o cuarenta mil personas españoles desprecian el himno, en lugar de amenazar con convertir esa falta de respeto en una cuestión de orden público.
Estamos en tiempo de patrioterismo barato. Pasó con la nacionalización de YPF por Argentina. El Gobierno español apeló a la ofensa nacional para defender los intereses de una empresa privada que, curiosamente, paga gran parte de sus impuestos en paraísos fiscales. El agravio a España sólo era el agravio a los intereses de unos cuantos capitalistas, que esos sí que no entienden de fronteras. Ahora sale a la luz otro problema, esta vez con Gibraltar, y siempre que me hablan de la colonia y la actitud de los llanitos hacia los españoles me acuerdo de Ceuta, Melilla y el comportamiento de nuestras autoridades hacia los marroquíes de la zona.
Perdonen que no me ofenda ni con Argentina ni con Gibraltar pero para buscar enemigos exteriores, conmigo que no cuenten. Por mi parte, ando más preocupado por los problemas que afectan a las personas que viven en España, a su educación, sus derechos laborales, su sanidad, su futuro. Los problemas que nos quieren ocultar bajo las sombras de banderas e himnos.

jueves, 17 de mayo de 2012

On air: ¿A dónde vamos?

Si digo la verdad, hoy no estaba muy brillante. No sé si lo estoy alguna vez, pero no era hoy, desde luego. Por días, por rachas, me embarga esta tristeza generalizada que llena los informativos y sacude nuestras calles. Siempre me surge la misma duda: ¿sabe alguien hacia dónde vamos? ¿Tiene alguien el destino y el camino a recorrer? Pensando bien, puedo entender que el Gobierno esté confundido. Pensando mal, los que nos gobiernan, emparentados con los que tienen el dinero para mandar, han decidido desmantelar nuestro Estado para hacer caja, sin importarle el futuro de España, de sus ciudadanos.


A  lo largo del día de hoy el Congreso de los Diputados convalidará el Real Decreto 16/2012 que desarrolla un recorte en la sanidad pública sin precedentes en nuestro país. Entre otras medidas, se les privará de tarjeta sanitaria a los extranjeros sin permiso de residencia y a los jóvenes de 25 años que nunca hayan trabajado. No es el primer recorte que sufrimos ni parece que será el último. Todo empezó por mayo de 2010 cuando el ex presidente Zapatero sacrificó sus ideales entregándose en cuerpo y alma a los designios del neoliberalismo más feroz. Desde entonces hemos visto recortes de sueldo en los funcionarios, rescates millonarios de cajas de ahorros, subidas del IVA y hasta tres reformas laborales que iban privando de derechos, indemnizaciones y esperanzas a los trabajadores. En paralelo la prima de riesgo seguía subiendo y el paro no bajaba. Con Zapatero en el poder Rajoy decía que era una cuestión de confianza, que él nos sacaría de la crisis, que España necesitaba un Gobierno firme y con su llegada la situación se redirigiría hacia el bienestar y la felicidad. Sin embargo, su llegada nada ha cambiado. Más bien al contrario, la prima de riesgo se desboca, nuestra deuda nos asfixia, los bancos españoles, esos que eran ejemplo de solvencia y control para el mundo entero se convierten en apestados que delatan nuestra incapacidad económica. Para enderezar el rumbo, Rajoy sube los impuestos, rescata otro banco, amnistía a los evasores fiscales, hipoteca el futuro de la educación y de la investigación de este país, apuñala la sanidad pública…
 No se trata de una cuestión partidista, de populares contra socialistas. Se trata de revertir una situación que nos tiene esclavos de los designios de unas entelequias que llaman mercados. La calle habla de la prima de riesgo, de volver a guardar el dinero bajo el colchón y la sensación de desconcierto sube en su escalada hacia el infinito. Por el camino, se van quedando muchos. Los comedores sociales se llenan, las colas en el paro se agigantan, las pequeñas y medianas empresas cierran o sobreviven a duras penas, familias enteras de inmigrantes hacen las maletas, el fantasma del nacismo se asoma a nuestras ventanas europeas… Llegado a este punto no sabemos si alguien tiene clara la hoja de ruta o lo que es lo mismo, si sabemos y podemos salir de esta situación en la que nos encontramos. Porque muchos creemos que no tiene sentido seguir empeñados en recortar derechos sin que nada cambie más que el incremento de exclusión social y la aumento de la diferencia entre los que tienen mucho y los que nos estamos quedando sin nada.

jueves, 10 de mayo de 2012

On air: Sobran los motivos


Hoy le copio el título a Sabina y el argumento al 12M15M. Un año después de aquel envite popular que agitó la conciencia de España, hay una nueva invitación a salir a la calle. La indignación no decrece, sino todo lo contrario. Ciertamente, sobran las razones, sobran los motivos para romper esta cadena. 
Rodrigo Rato, como exministro y gurú económico, encontró un retiro dorado en el Fondo Monetario Internacional y después en Caja Madrid. Allí ha acumulado fracaso tras fracaso, demostrando ser tan farsante como la mayoría de los gurús económicos. Ahora llega el Gobierno a nacionalizarle las pérdidas. Nunca se repartieron los beneficios pero asumimos las pérdidas entre todos para lo que habrá que invertir diez mil millones de euros de dinero público. Diez mil millones que suponen, precisamente, el recorte aprobado unas semanas antes en sanidad y educación. Un recorte que conlleva privar de la sanidad a seres humanos que viven con nosotros e hipotecar nuestro futuro en la educación de los jóvenes.
Jóvenes que sobreviven con la tasa de paro del cincuenta por ciento sin perspectivas de futuro ante una reforma del mercado de trabajo que se muestra, mes a mes, ineficaz para crear empleo pero perfectamente estimulante del despido de los trabajadores. El desempleo juvenil que quita el sueño a nuestro monarca y para conciliarlo mejor se va a África a matar elefantes. Un monarca cuyo yerno montó un Instituto para aprovecharse de sus contactos y esquilmar el erario público. Ahora quiere un acuerdo para evitar ir a la cárcel. Algo parecido a la amnistía fiscal para grandes defraudadores que aprobaron los diputados. 
Diputados que cobran una indemnización de 1800 euros mensuales por vivir en Madrid aunque tengan casa propia en la capital. Son los mismos diputados que sólo necesitan 7 años en el parlamento para recibir la pensión completa mientras que aprueban que el resto de trabajadores tengamos que cotizar 38 años para alcanzarla. Además, cuando la alcancemos con el dinero de la pensión tendremos que afrontar el pago de una parte de las medicinas. El copago farmacéutico, que lo llaman, aunque más bien habría que llamarlo repago porque ya nos lo detraen de nuestros impuestos.
Nuestros impuestos que siguen subiendo y se anuncia que el año que viene subirá otra vez el IVA, el impuesto más injusto porque su incremento lo afronta igual el que cobra millones que los nimileuristas. Suben nuestros impuestos pero no redundan en la conservación del estado del bienestar en pleno proceso de desmantelamiento sino en el pago de los intereses de una deuda generada por aeropuertos sin aviones y estaciones de trenes de alta velocidad que no utiliza nadie. O por los beneficios de los políticos. O por ayudas a grandes empresas que, después, dan cobijo en su seno a los exministros. Como Salgado o el propio Rato. Y volvemos al principio, volvemos a Rato. Un círculo vicioso, una cadena, que no hay manera de romper.  
Sobran los motivos para seguir indignados. Sobran los motivos para salir a la calle el sábado a demostrarlo.

jueves, 3 de mayo de 2012

On air: Asesores




La columna de hoy tiene una triple motivación. Por una parte, leí en El Mundo las cifras de asesores con los que cuenta Rajoy. Poco después, alguien me dijo que una asesora del Ayuntamiento se había molestado conmigo porque yo insinué que había sido contratada a dedo. Para completar, me pasaron la información sobre el número de asesores y la función que desarrollan los dedocráticamente nombrados en el Ayuntamiento de Cádiz. Con ese material, he hecho la columna de hoy.

Si yo fuera del Partido Popular, durante los últimos ocho años habría estado echando pestes acerca de los asesores de los políticos. Como no lo soy, he de decir que la figura del asesor, como tal, no me parece especialmente rechazable. Es más, en las postrimerías del zapaterismo me llamaron para ocupar uno de esos puestos de libre designación. Pensarán algunos que ya estaba mal el zapaterismo para que se fijaran en alguien como yo. Estoy de acuerdo. De hecho, en la primera reunión se dieron cuenta de que se habían equivocado de persona. Quien ocupó aquel puesto, un excelente profesional con el que mantengo una buena relación, trabajó mucho más de lo que trabajan la mayoría de los funcionarios de carrera e, incluso, de la mayoría de la empresa privada.

Ya digo que no me opongo a la figura del asesor. Si es una persona especializada en el tema del que se trata y mantiene el criterio y la decencia suficientes para disponer de un discurso propio, puede ser una figura muy útil dentro de una Administración, demasiado anquilosada por una parte y excesivamente ideologizada por la otra.Lo que me parece extraño es que aquellos que satanizaron a los asesores, que acusaron al anterior gobierno de su uso y abuso, ahora acudan a esa figura con tanta profusión. Según datos de un periódico tan nada sospechoso de antipopular como El Mundo Rajoy ha incrementado en un 27% el personal nombrado a dedo y en un 46% el de asesores. El actual presidente del Gobierno mantiene, además, el mismo número de personas en La Moncloa que su antecesor.

Por mucho que se molesten algunas asesoras, todos los asesores son nombrados a dedo. No hay oposición, concurso, ni nada que se le parezca. Los habrá mejores y los habrá peores. Algunos serán más independientes y otros menos. Habrá excelentes profesionales y también meros comisarios políticos de control. Los escogerán por méritos, por ser familiares o en agradecimiento a los servicios prestados por posicionarse siempre a favor de los que gobiernan o gobernarán. Pero todos son escogidos por el dedo del que manda.

Por cierto, que el perfil de los asesores de una Administración dice mucho de esa entidad. Es el caso del Ayuntamiento de Cádiz. De once asesores, en el Ayuntamiento de Cádiz, nueve de ellos son periodistas. El dedo de Teófila siempre señala al mismo sitio, a su gigantesco Gabinete de Prensa y dice mucho de su estilo. Nueve para contar lo que hacen dos. Si es que lo hacen.