jueves, 24 de mayo de 2012

On air: Patriotas


Imagen de extpcfutbol.blogspot.com

La columna de hoy iba a estar dedicada a las declaraciones en las que Teófila Martínez acusaba al movimiento 15M de no tener estudios superiores. Después de leer el texto íntegro de la exposición me pareció que el corte estaba manipulada y que hay, en el día a día de Cádiz, suficientes razones para atacar a Teófila como para tener que hacerlo por una falsa y darle argumentos a su defensa. Así que, cambié de tercio y de tema y me acordé de Esperanza Aguirre, Gibraltar y Argentina. Porque a mi, cuando me llaman por la vía del patriotismo, nunca me encuentran.

Soy muy mal patriota. Me cuesta eso de sentirme parte de un grupo en el que estoy por designio divino y no por voluntad. Me pasa con las personas. Conozco y aprecio a tanta gente que nació muy lejos y que por esa razón tiene menos derechos y más problemas de los que tengo yo que me resulta difícil entender los motivos de su diferencia. Cuando oigo lo de que el trabajo, la sanidad o la educación para los de aquí, a mi el concepto “de aquí” me rechina porque mi único “aquí” es la casa en la que vivo con mi familia. Abierta esa puerta, distingo amistades pero no procedencias. Lo mismo me pasa con las banderas. La única que enarbolo con orgullo, incluso en los malos momentos, es la amarilla y azul porque representa mis recuerdos de la infancia. Durante algún tiempo me acerqué a la verdiblanca porque Blas Infante siempre dibujó su Andalucía de forma inclusiva pero desde que vi a sus herederos cultivar el agravio comparativo y el nacionalismo excluyente, también la arrié de mi mástil personal. Y la rojigualda sólo consigue despertar mi rabia si la veo con el aguilucho estampada.
Se pueden imaginar que tampoco me excitan especialmente los himnos. Por respeto a quienes sienten algo por esas notas musicales, no he silbado nunca un himno. No entiendo a quien lo hace pero respeto el ejercicio de libertad que supone silbar La Marsellesa en un partido entre España y Francia o la Marcha Real en la final de la Copa del Rey. Ahora bien, habría que preguntarse porqué treinta o cuarenta mil personas españoles desprecian el himno, en lugar de amenazar con convertir esa falta de respeto en una cuestión de orden público.
Estamos en tiempo de patrioterismo barato. Pasó con la nacionalización de YPF por Argentina. El Gobierno español apeló a la ofensa nacional para defender los intereses de una empresa privada que, curiosamente, paga gran parte de sus impuestos en paraísos fiscales. El agravio a España sólo era el agravio a los intereses de unos cuantos capitalistas, que esos sí que no entienden de fronteras. Ahora sale a la luz otro problema, esta vez con Gibraltar, y siempre que me hablan de la colonia y la actitud de los llanitos hacia los españoles me acuerdo de Ceuta, Melilla y el comportamiento de nuestras autoridades hacia los marroquíes de la zona.
Perdonen que no me ofenda ni con Argentina ni con Gibraltar pero para buscar enemigos exteriores, conmigo que no cuenten. Por mi parte, ando más preocupado por los problemas que afectan a las personas que viven en España, a su educación, sus derechos laborales, su sanidad, su futuro. Los problemas que nos quieren ocultar bajo las sombras de banderas e himnos.

4 comentarios:

  1. Estimado Diego, el "aguilucho estampado" es, y seguro que lo sabes, el escudo con el que se aprobó la actual Constitución. El escudo se define en Ley Órganica, no por la Carta Magna. Yo creo que también se muestra tolerancia, teniéndole respeto al Aguila de San Juan, al escudo de la I o II República o de Carlos III. Un abrazo desde la discrepancia. Carlos Alarcón

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    1. Cierto Carlos, pero en estas materias que son estrictamente simbólicas, ya sabemos lo que representa para la mayoría de los que la portan el Águila de San Juan y es eso lo que me provoca rechazo, no el águila por sí misma.
      Un abrazo y gracias por entrar en el blog, eres siempre bienvenido.
      Diego

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    2. Yo creo que es uno de los temas que ha cogido la "progresía" y no lo suelta. Sobre el tema de la bandera y su escudo me parece preocupante es ver en las manifestaciones sindicales la ausencia de la bandera de España y siempre enarbolando la de la II República, luego dicen que los "fachas" se apropian de la bandera, no que muchos reniegan de ella. Un abrazo Diego. Carlos Alarcón.

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    3. No lo resisto más y me inmiscuyo en tan educada conversación, con permiso de vuecencias.

      La bandera del Águila de San Juan (vulgo "aguilucho" o "pollo") cierto es que fue aprobada por la actual Constitución y definida por Ley Orgánica pero a resultas de ser la heredera del anterior régimen de carácter totalitario que se impuso en España por el uso de la fuerza bélica (entiéndase como "Golpe de Estado Militar" a una democracia republicana establecida, y nunca por "glorioso alzamiento"). Y ya sabemos que no hay que abrir viejas heridas pero bajo ese "logotipo" se cometieron cientos de miles de crueles asesinatos, las cunetas y fosas comunes pueden dar buena muestra de este aserto. Es por ello que la "progresía" (termino que denota que el hablante no tiene en gran estima por la ideología progresista, en este caso por las agrupaciones sindicales) manifieste sus fobias contra la representación visual irredenta de la barbarie dictatorial que padeció este país. Sin llegar al anatema en nuestra historia es lógica la desafección hacia tal escudo por parte de los que pretenden vivir en libertad como desiderata. Por otra parte creo que es un error de bulto aceptar la incolumidad de la Constitución del 78.

      Verbigracia: No concibo a la democracia alemana mostrando tolerancia y teniéndole respeto a la cruz gamada (y eso que en la antigua Grecia era símbolo de vida y fertilidad), de hecho está prohibida y sancionada por la actual legislación germana.

      Enhorabuena por el Blog, Sr. Boza; y también felicitar a D. Carlos Alarcón por su talante pretendidamente instructivo. Salud.

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