jueves, 26 de abril de 2012

On air: El futuro del pacto

La imagen es de la web angelpaloma.com
Con esto de la huelga general y la Semana Santa no había tenido oportunidad de hablar en mis columnas para Radio Cádiz sobre el resultado de las elecciones autonómicas andaluzas. Hoy, aprovechando que se acaban de hacer públicos los resultados del referéndum interno de Izquierda Unida, he decidido dedicarle mi columna al acuerdo PSOE-IU y las exigencias que, como ciudadano, me plantea la participación de la coalición en el gobierno andaluz.


Estos días hemos tenido la confirmación oficial de que el esperado pacto entre Izquierda Unida y el PSOE se produciría. Los militantes de la coalición de izquierdas han apoyado de forma abrumadora la decisión de coaligarse con el PSOE y participar en el gobierno andaluz. Lo del referendum entre las bases como las llaman ellos, es una experiencia peculiar dentro de la maquinaria partidista centralizada que padecemos. Hay quien considera que el referendum ha sido un paripé. Sin embargo, aunque tuviera las directrices fijadas, ya supone una muestra de respeto consultar a la militancia. Sin ir más lejos, en el otro partido que participará en el gobierno de coalición nada sabemos sobre lo que piensan sus militantes porque todo ha venido impuesto y sin recurrir siquiera al paripé.
A la militancia de Izquierda Unida no le quedaba otra posibilidad. Después de lo ocurrido en Extremadura y con el PP en la mayor parte de los gobiernos autonómicos y, por supuesto, en La Moncloa, estaba obligado a generar un gobierno que plantee alternativas al neoliberalismo feroz de los populares. Por mi parte siempre he defendido la necesidad de un cambio de gobierno en Andalucía pero me congratulo de que se mantenga cierto contrapeso a la omnipotencia popular. Un gobierno autonómico puede, entre otras cosas, plantear recursos de inconstitucionalidad, tan necesarios ahora que se pone en cuestión el Estado Social.
Sin embargo, el camino que le queda a los representantes de la coalición de izquierdas en el nuevo gobierno no va a ser, ni mucho menos, fácil. Hay demasiadas cosas por hacer. No sólo se trata de luchar contra el desempleo y la situación económica. Se trata de acabar con todos los vicios heredados de las tres décadas de los socialistas en el gobierno y la consecuencias que ello conlleva, especialmente, la confusión entre su partido y las instituciones, la institucionalización de ese PSOE andaluz que está más cerca del PRI mejicano que de un partido socialdemócrata moderno.Nos sobran los ejemplos. Que Pizarro pretenda que el abogado de la Junta siga las directrices políticas antes que criterios jurídicos y actúe como abogado de un imputado en lugar de defender la legalidad y los intereses de la Junta es una muestra del concepto desviado que tiene de la institución andaluza. Como lo es que alcaldes, concejales y algún diputado firmen que el ínclito Fernández es un represaliado político y no un corrupto sin más.Enorme trabajo el que le queda por delante a esta coalición en el gobierno. Muchas alfombras por levantar, muchos armarios que limpiar con los responsables de toda esa suciedad acumulada demasiado cerca. Si la participación de Izquierda Unida no sirve para que, por fin, haya regeneración democrática en la Junta habrán decepcionado a sus votantes y a los ciudadanos andaluces.

jueves, 19 de abril de 2012

On air: Oportunidad perdida

Lo sé, estoy de bajón. Pero es que lo que veo, leo y oigo no me invita a otra cosa. Cuando empezó la crisis nos dijeron que iban a refundar el capitalismo. Ahora sabemos que la refundación consiste en fundir a los pobres y construir sobre ellos el nuevo capitalismo, más rapaz, más ruín, más cainita.


Uno de los tópicos más habituales al hablar de esta maldita crisis que nos asfixia es aquel que dice que la crisis hay que afrontarla como una oportunidad. La idea se suele reforzar con el recurso a que en el alfabeto chino ambos conceptos están representados con el mismo pictograma. Sin embargo, a estas alturas de la crisis, sin saber a ciencia cierta cuándo y cómo saldremos de ella, podemos plantearnos que, como oportunidad de mejorar nuestra sociedad, esta crisis es una oportunidad perdida..
Somos una sociedad que renuncia a sus principios por llegar a fin de mes. Sólo así se explica que el Gobierno apruebe perdonar a quienes se han negado a cumplir con sus obligaciones fiscales en los últimos años. Perdonar para recaudar, nos ofrecen. Lo que sea por ingresar nos sugieren. Y no les importa el mensaje que enviamos, todo vale por unos euros.
Todo vale, por unos euros. Hasta ultrajar a nuestros mayores Una sociedad que no respeta ni siquiera a sus mayores. Los que se han llevado toda la vida trabajando, contribuyendo para que este país avanzara lo que ha avanzado en los últimos 30 años, se encuentran, de repente con que en su vejez no les dejamos ni estar enfermos. Pensionistas que cobran 600 euros al mes teniendo que afrontar el gasto de medicamentos que requieren para resistir con dignidad. Una traición a nuestra memoria y a nuestro pasado con el objetivo de que a algunos les cuadren las cuentas.
Tampoco el futuro se presenta mejor. Porque el futuro de nuestra sociedad se construye sobre la educación y la educación va a sufrir otro de esos golpes mortales. Es un hecho que el sistema educativo español se encuentra entre los que tienen peores resultados, no ya de Europa sino de toda la OCDE. Pero, pese a ello, la respuesta pública es seguir recortando. Regresar a esas clases de 40 alumnos que vivimos en nuestra infancia en un entorno totalmente distinto, con familias menos estructuradas, con una mayor diversidad social, étnica y cultural supone hipotecar nuestro futuro paras los próximos 20 o 30 años.
Quisiera escribir un artículo optimista, uno que hable de un futuro mejor, de lo bueno que vendrá, pero cada vez que salgo a la calle, cada vez que pongo el telediario, cada vez que hablo con uno de esos que lo está pasando fatal, el optimismo se me cae al suelo. Supongo que vamos a salir de la crisis, pero lo haremos a costa de los más desfavorecidos, sobre las trizas del Estado Social proclamado en la Constitución que tanto costó edificar y que ahora lo están destrozando. No somos ni seremos mejores dentro de cinco, diez o quince años que ahora. Ya éramos una sociedad enferma, sin más valores que el dinero pero esta crisis ha servido para sacar gran parte de lo peor que somos.

jueves, 12 de abril de 2012

On air: Corrupción de menores

El concejal de Deportes de Cádiz
cuando se preparaba para serlo
La columna de hoy está basada en hechos reales. Tan reales como que a mi hijo el Ayuntamiento de Cádiz le ha mandado una carta para explicarle lo que cobra la monitora de sus clases de matronatación y que su huelga (la de ella, que mi hijo con 17 meses aún no hace huelga aunque espero que las haga) no está justificada. La carta, en sí misma, es deplorable. Que se la envíen a un niño de diecisiete meses es, como poco, asqueroso.

Con diecisiete meses, mi hijo ha recibido la primera carta de su Ayuntamiento. La firma ese concejal cuyo único mérito conocido es haber sido lateral derecho del Cádiz, Alejandro Varela. Evidentemente, con diecisiete meses mi hijo no sabe leer, pero si supiera, podría comprobar que la carta que le envia su Ayuntamiento, la misma carta que le ha enviado a su padre y a su madre, es pura propaganda, demagogia de quienes no aceptan una discrepancia y no están dispuestos a cumplir sus compromisos. 
Si mi hijo supiera leer podría comprobar cuánto dice el Ayuntamiento que gana la señora que le da clases de natación en la piscina. A mi hijo no le interesa el sueldo de esa trabajadora aunque ya que lo envían no deberían obviar que tiene un contrato por horas y que no gana los 20.000 euros que dicen que gana sino una parte de la parte. La carta está escrita por quien no se ha bañado nunca en esa piscina ni ha hecho uso de la pista agrietada o de la sala de musculación maltrecha. Los usuarios conocemos la realidad, la precariedad y el abandono al que han sometido a los trabajadores y a las instalaciones mientras sus amigos se lucran con gimnasios privados. 
Después nos vendrán con la milonga de apretarse el cinturón, de reducir el gasto, pero derrochan en cartas pagadas por los ciudadanos de Cádiz para explicar su versión sobre un conflicto laboral aumentando esa deuda municipal que asfixia a los proveedores y a los trabajadores. 
Si se trata de saber los sueldos de quienes trabajan al servicio del Ayuntamiento, no estaría mal que nos enviaran una carta con la remuneración de Juan Carlos Laz o Inma Macías y del resto de asesores elegidos a dedo. De hecho, en casa nunca hemos recibido una carta en la que el Ayuntamiento nos diga cuánto cobran Varela, Tey, Romaní o Teófila por lo que hacen. O cuánto nos ha costado en subvenciones a las cofradías que Pepe Blas se diera el gusto de pregonar la Semana Santa. O dónde está el dinero del Caso Rilco. 
Ni siquiera el Instituto Municipal del Deporte nos ha explicado nunca a los usuarios por qué hay goteras que impiden el uso del pabellón Gadir o del pabellón del Centro Histórico muchos días al año. Sí que envió propaganda este Ayuntamiento goebbeliano sobre la apertura de la piscina de Astilleros días antes de las elecciones. A estas alturas sigue cerrada y no nos han explicado por vía postal las razones. 
Mientras llegan esas nuevas explicaciones, le he dado a mi hijo la carta que le ha enviado Varela, para que la pintarrajee, la arrugue, la rasgue y, cuando acabe, la tire a la basura. Es el mejor sitio en el que puede estar una carta de propaganda política enviada a un niño de diecisiete meses. En la basura.