jueves, 8 de marzo de 2012

On air: La caída del muro... de Cádiz

Foto: lavozdigital
Hoy se cumplían diez años de la inauguración del soterramiento y Radio Cádiz le dedicaba un especial al hecho. Me quise sumar a la efeméride realizando un paralelismo entre el muro de Cádiz y el muro de Berlín. La misma idea la ha usado J.A. Hidalgo hoy en su crónica del Diario lo que le quita a la mía un poco de originalidad. Aunque bueno, lo que yo digo tiene poco que ver con la visión oficial del periódico más vendido en la ciudad.


Yo crecí en el lado oeste del muro de Cádiz, ese que dividía la ciudad entre ricos y pobres hasta llegar a las Puertas de Tierra. Aquí el oeste era de los pobres. Puntales, Guillén Moreno, Cerro del Moro, la Barriada y Loreto. Todos éramos del oeste separado por la vía del tren que nos alejaba del otro Cádiz. Nosotros teníamos que pasar para ir a la playa, a comprar, … pero sé de mucha gente que se crió al este sin aventurarse al otro lado del muro.Es verdad que esto no era Berlín y que podíamos atravesar el muro mediante las pasarelas. También hubo quien cruzó por la vía del tren y se jugó la vida. Alguno, incluso la perdió. En mi caso, si me hubieran dado una peseta cada vez que subí la espiral de Loreto ahora mismo tendría un piso pagado en el Paseo Marítimo, en el lado este del muro.
Mi casa estaba en plena Avenida Alcalde Manuel de la Pinta y eso hizo que viviera las obras del soterramiento en primera línea de combate. Pocos años antes, aquella calle estuvo mucho tiempo cortada por las obras de los túneles de Santo Tomás. Las cosas que pasan en Cádiz, una obra en la que se gastaron muchos millones y cuya utilidad no duró ni una década.
Precisamente hoy se cumple una década de aquel viernes en el que Álvarez Cascos y nuestra querida y nunca suficientemente bien ponderada señora alcaldesa inauguraron, junto con Manuel Chaves, el soterramiento de la vía del tren. Hay que reconocer que ha sido la obra que ha revolucionado la fisionomía de esa parte de Cádiz que los clásicos llaman Puertatierra.
La Avenida resultante de aquel soterramiento es, sin lugar a dudas, manifiestamente mejorable. Las isletas de las estaciones junto con ese bulevar central a la altura de Guillén Moreno la convierten en un auténtico Scalextric. Eso por no hablar de la acera bici, con las baldosas rosas y que lleva desde la nada hasta ninguna parte. También podríamos recordar las declaraciones de Teófila vendiendo la obra que creaba el primer metro en Andalucía aunque después los hechos nos mostraron que lo del metro era solo palabrería de vendedora.
Porque si hace diez años que se inauguró el soterramiento, Teófila Martínez lleva una década vendiendo aquella obra como su gran logro. Podríamos decir, incluso, que el reloj de Cádiz se quedó parado en aquel 2002 y que, desde entonces, muchos de los problemas urbanísticos que estaban sobre la mesa continúan. Estos diez años no han encontrado solución para el polígono exterior de la Zona Franca, Valcárcel, el Olivillo. El tercer acceso y el estadio Carranza tampoco están terminados. Por eso, resulta especialmente triste mirar Cádiz y comprobar que han pasado diez años desde que cayó nuestro particular muro y nada ha cambiado.

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