jueves, 2 de febrero de 2012

On air: 565 días en San Juan de Dios

Imagen del escaparate de Nando
tomada de cadizcentro.com
La columna de hoy está basada en una de esas noticias que no publican los periódicos gaditanos por lo que pueda pasar. Según un informe de la tesorera municipal, el Ayuntamiento de Cádiz tarda una media de 565 días en pagar a sus proveedores.


Imaginen por un momento que esta noche se van a cenar a un restaurante con su pareja. Al que ustedes prefieran, al que más les guste. Comen lo que quieren, gambas, jamón, cordero, todos sus manjares preferidos, los más caros. Tranquilos, cuando vayan a pagar, le dicen al camarero que no se preocupe, que ya le pagarán el 24 de agosto del año que viene.
Pongámonos en el otro lado. Usted hace una factura hoy, se la manda a su cliente justo unas horas antes de que su mujer se ponga de parto y nazca su hijo. Pues su hijo llorará por las noches, le saldrán los dientes, tomará teta, la dejará, pasará a las papillas, comenzará a gatear, a caminar, dirá papá, mamá y sólo cuando ya comience a articular sus primeras frases, con más de un año y medio, usted cobrará la factura.
Eso es lo que hace el Ayuntamiento de Cádiz. No lo digo yo. Ni siquiera la oposición. Lo dice un informe de la Tesorera municipal. Pepe Blas y Teófila van al restaurante, comen lo que les da la gana y no pagan. Ya le pagaré dentro de 565 días. Mientras, los proveedores del Ayuntamiento se quedan como ese padre que hasta un año y medio después no recibe la contraprestación de lo que ha trabajado.
La obsesión que mantiene Pepe Blas es que sus trabajadores no se queden sin cobrar para evitar una rebelión como en Barbate o en Jerez. Eso lo consigue ninguneando a otros trabajadores que también prestan sus servicios para el Ayuntamiento. No olvidemos que entre esos proveedores a los que no se les paga se encuentra el servicio de recogida de basura, el servicio de deportes o la ayuda a domicilio.
El Ayuntamiento de Cádiz ha malgastado el dinero durante mucho tiempo, con Onda Cádiz, con las pantallas, con sus sueldos y el de sus asesores, con tanta propaganda. Mantenemos una de las presiones impositivas más altas de España que hasta nos hemos olivdado de la supertasa pero el Ayuntamiento  ha descuidado las cuestiones elementales, el pago de sus facturas que supone, entre otras cosas, un emprobrecimiento de nuestro tejido empresarial e industrial porque esos proveedores municipales tienen que adelantar las cantidades en tiempos como estos en los que los bancos no conceden ni un préstamo, ni un respiro.
Esta es la buena gestión de la que lleva años presumiendo Teófila y Pepe Blas la de tener a los proveedores asfixiados y, si a alguno se le ocurre protestar le amenazan con no volver a contratar con ellos. Le pasó a Animarte y le ha pasado a muchos otros, la omertá gaditana, la ley del silencio. Veo a sus jefes en Madrid hablar de austeridad, pienso en cómo gobiernan, y, si no fuera tan triste, me daría la risa.

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