jueves, 19 de enero de 2012

On air: Porras en la Universidad

Foto tomada de 20minutos.es
Este jueves he tenido algunas dudas sobre la orientación de mi columna. La semana pasada ya había hablado del desalojo de Valcárcel pero dado que fue el jueves cuando se produjeron los lamentables acontecimientos en la Facultad de Filosofía y Letras, no me he resistido a dedicarle mi columna a aquellos hechos y valorar positivamente la actuación de toda la comunidad universitaria con respecto a tan deplorables sucesos.

Pertenezco a la Universidad de Cádiz desde 1996 cuando acudí a mi primera clase en la antigua Facultad de Derecho de Jerez. Durante este tiempo he vivido muchas cosas en la Universidad. Sin embargo, pocas veces durante estos años me he sentido tan orgulloso de pertenecer a la comunidad universitaria gaditana como en la última semana.
Es cierto que para llegar a esta situación he tenido que contemplar una de las circunstancias más desagradables de la historia de la universidad gaditana y, posiblemente, española. En las situaciones más extremas se ve la altura de las personas y lo que ocurrió el pasado jueves en la Facultad de Filosofía y Letras fue una situación auténticamente deleznable.
De antemano he de decir que me parece reprochable la actitud de aquellos que acuden a una conferencia a interrumpir al ponente. Entiendo que el altavoz de una intervención del juez Grande Marlaska era muy atractivo para la Plataforma Valcárcel Recuperado pero, probablemente, se podría haber consensuado con la organización algún tipo de solución para que los de la plataforma tuvieran su escaparate público y Marlaska no viera interrumpida su alocución. No obstante, la cosa no habría pasado de mera anécdota si no hubiera sucedido lo que ocurrió después.
Fue una de esas metáforas que nos regala Cádiz de vez en cuando. Un Diálogo para la Libertad que acaba con la policía repartiendo mamporros en el recinto universitario. Cádiz ha pasado en doscientos años de cuna a tumba de las libertades.
No voy a caer en la demagogia de responsabilizar a los que llegaron el 20 de noviembre de esto. Ni siquiera a los policías que probablemente cumplían con una orden. La duda, la cuestión es quién dio esa orden, quién mandó entrar en la Universidad como si estuvieran persiguiendo a criminales y cargar. La responsabilidad es de ese sujeto irresponsable que permanece oculto esperando que escampe el chaparrón y que el “algo habrían hecho” le permita justificar su acción. Lo malo para él es que las imágenes muestran una situación tan desproporcionada y fuera de lógica que no ha encontrado quién la justifique.
Por eso me siento orgulloso del equipo rectoral de la Universidad de Cádiz. Porque no se ha escondido, ha dado la cara y exige responsabilidades. Por suerte, la cosa no pasó a mayores y sólo hubo un par de lesionados y un chico que está imputado por atentado a la autoridad. Me temo que servirá de cabeza de turco. Mientras, quien dio la orden a los policías de entrar en la Universidad con las porras en la mano sigue en su puesto. Malditas libertades si las defienden a golpes. 

Por si alguien no ha visto la actuación policial, aquí tiene el vídeo:


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