jueves, 26 de enero de 2012

On air: Sigo sin ser Marta


Llevo semanas con esta columna en la cabeza. La descartaba porque no me agrada demasiado que me linchen. Sin embargo, ya escribí que Todos No somos Marta y lo sigo pensando. Por eso no he resistido publicar esta columna en Radio Cádiz y ahora aquí en mi blog. Por respeto a la gente de la SER que me llama para que exponga mi opinión y porque tengo la confianza de poder decir lo que quiero, aunque sea impopular y antimayoritario, así lo he expresado.

No entiendo todo lo que se ha montado alrededor del caso Marta del Castillo. Esta semana se han cumplido tres años de su asesinato. Como crimen, desde mi punto de vista, no resulta demasiado llamativo. Uno más de los 63 asesinatos machistas que se produjeron en 2009. Mi mayor repulsa para su asesino, como para todos los maltratadores y mi compasión por la familia que pierden a una hija tan joven.
Lo único diferente en este caso es que se ha producido en Andalucía donde somos tan dados a este tipo de circos mediáticos alrededor de una muerte. También, por supuesto, que no aparece el cadáver y eso ha provocado que el Estado haya gastado y siga gastando muchos millones de euros en su búsqueda para satisfacer los deseos de la familia.
Se han sucedido las manifestaciones por toda España en estos días reprobando la sentencia. Desde el punto de vista jurídico la sentencia me parece correctísima. Al asesino le han caído 20 años de prisión que es lo que marca el Código Penal por un asesinato. Hay gente que pretende el fusilamiento, otros la tortura. Precisamente de ahí surgen algunas de las dudas porque uno de los problemas es que todo el caso está sostenido con alfileres. Muchos dimes y diretes, testimonios que llegan a destiempo, confesiones que obtiene la policía en el coche policial sin más testigos, dudas sobre la veracidad de las cosas que se pretenden probar… La sentencia reconoce que hay un tercer implicado que ha quedado libre, un culpable en la calle, pero no podemos saber quién es y, ante esa duda, la presunción de inocencia cobra absoluta vigencia.
Viendo las imágenes de las manifestaciones de esos miles de personas clamando justicia por Marta y, más allá de políticos y otros ventajistas, me fijé en el perfil de los y las manifestantes. Inmediatamente vino a mi cabeza tantas y tantas veces que una madre viene a nuestra sede para contarnos que a su hijo le han tendido una trampa, que él no era culpable, que lo han condenado sin pruebas. Probablemente, algunas de las que vengan en el futuro (o incluso algunas de las que han venido antes) estuvieran en las concentraciones del pasado martes. También me acordé de Rafael Ricardi que se tragó 13 años de cárceles por unos crímenes que nunca cometió. Según el lado que nos toque así valoramos las garantías de nuestro sistema judicial.
Como ser humano me solidarizo con los padres de Marta del Castillo. Ojalá apareciera el cuerpo para que ellos, que creen en esas cosas, le pudieran dar cristiana sepultura. No obstante, instrumentalizar la muerte de una chica para convertirla en causa general por un empobrecimiento de nuestras garantías procesales y nuestras libertades es una opción muy peligrosa.

jueves, 19 de enero de 2012

On air: Porras en la Universidad

Foto tomada de 20minutos.es
Este jueves he tenido algunas dudas sobre la orientación de mi columna. La semana pasada ya había hablado del desalojo de Valcárcel pero dado que fue el jueves cuando se produjeron los lamentables acontecimientos en la Facultad de Filosofía y Letras, no me he resistido a dedicarle mi columna a aquellos hechos y valorar positivamente la actuación de toda la comunidad universitaria con respecto a tan deplorables sucesos.

Pertenezco a la Universidad de Cádiz desde 1996 cuando acudí a mi primera clase en la antigua Facultad de Derecho de Jerez. Durante este tiempo he vivido muchas cosas en la Universidad. Sin embargo, pocas veces durante estos años me he sentido tan orgulloso de pertenecer a la comunidad universitaria gaditana como en la última semana.
Es cierto que para llegar a esta situación he tenido que contemplar una de las circunstancias más desagradables de la historia de la universidad gaditana y, posiblemente, española. En las situaciones más extremas se ve la altura de las personas y lo que ocurrió el pasado jueves en la Facultad de Filosofía y Letras fue una situación auténticamente deleznable.
De antemano he de decir que me parece reprochable la actitud de aquellos que acuden a una conferencia a interrumpir al ponente. Entiendo que el altavoz de una intervención del juez Grande Marlaska era muy atractivo para la Plataforma Valcárcel Recuperado pero, probablemente, se podría haber consensuado con la organización algún tipo de solución para que los de la plataforma tuvieran su escaparate público y Marlaska no viera interrumpida su alocución. No obstante, la cosa no habría pasado de mera anécdota si no hubiera sucedido lo que ocurrió después.
Fue una de esas metáforas que nos regala Cádiz de vez en cuando. Un Diálogo para la Libertad que acaba con la policía repartiendo mamporros en el recinto universitario. Cádiz ha pasado en doscientos años de cuna a tumba de las libertades.
No voy a caer en la demagogia de responsabilizar a los que llegaron el 20 de noviembre de esto. Ni siquiera a los policías que probablemente cumplían con una orden. La duda, la cuestión es quién dio esa orden, quién mandó entrar en la Universidad como si estuvieran persiguiendo a criminales y cargar. La responsabilidad es de ese sujeto irresponsable que permanece oculto esperando que escampe el chaparrón y que el “algo habrían hecho” le permita justificar su acción. Lo malo para él es que las imágenes muestran una situación tan desproporcionada y fuera de lógica que no ha encontrado quién la justifique.
Por eso me siento orgulloso del equipo rectoral de la Universidad de Cádiz. Porque no se ha escondido, ha dado la cara y exige responsabilidades. Por suerte, la cosa no pasó a mayores y sólo hubo un par de lesionados y un chico que está imputado por atentado a la autoridad. Me temo que servirá de cabeza de turco. Mientras, quien dio la orden a los policías de entrar en la Universidad con las porras en la mano sigue en su puesto. Malditas libertades si las defienden a golpes. 

Por si alguien no ha visto la actuación policial, aquí tiene el vídeo:


jueves, 12 de enero de 2012

On air: Colas en Valcárcel


En la misma semana Cádiz es noticia por dos sucesos muy diferentes. Por una parte la venta de entrdas para el concurso de Carnaval se convierte en otro espectáculo lamentable que parecía borrado de nuestra memoria. A los dos días la policía desaloja Valcárcel haciendo que muchos despertemos del bello sueño que allí se ha vivido. Dos imágenes muy distintas de Cádiz que coinciden en pocos días y que reflejan mejor que nada el nombre de este blog, las cargas y los privilegios, lo que somos y lo que deberíamos ser.
De tanto contarnos que somos unos flojos, los gaditanos nos lo hemos acabado creyendo. Es la etiqueta que nos tocó en la tómbola de tópicos. Antes éramos maricones según el criterio de un insigne falangista que después llegó a Premio Nobel. Sin embargo, de un tiempo a esta parte ya no se nos marca por nuestra condición sexual sino por nuestra inexistente capacidad de trabajo.
Hace treinta o cuarenta años a nadie se le ocurría decir que al gaditano no le gustaba trabajar, es un tópico moderno que supongo que debió empezar con la reconversión naval cuando en esta tierra se descubrió que sin trabajar te pagaban lo mismo que trabajando. Los sordos y otros prejubilados contribuyeron a alimentar esa idea de que aquí nadie quería doblarla y mientras que Astilleros se despoblaba de grúas y en Tabacalera cada vez olía menos a tabaco, nuestras calles se llenaban de videoclubs y mercerías. Después los videoclubs y las mercerías cerraron y no hubo forma de recuperar las grúas porque las habían transformado en el triángulo del consumismo. El paro crecía, nuestros jóvenes emigraban porque la crisis aún no se había comido al ladrillo en el resto de España pero aquí muchos seguían sin trabajar. La explicación que se consideró plausible de Cortadura hacia afuera nos culpaba a nosotros: los gaditanos son unos flojos, sólo se movilizan por sus cuatro cés el Cádiz, el Carnaval, la Caleta o las cofradías.
Nosotros hemos puesto de nuestra parte, sin lugar a dudas. Esos cómicos mediocres que han representado a Cádiz por toda España mientras que hacían bandera de su pericia para la pereza, de su flojera, de su vaguedad intrínseca en un monólogo o en un cuplé. Y nosotros en el día a día, alimentando el tópico de una ciudad que se para cada vez que suena una caja, un martillo o un gol.
Sin embargo, creo que el gaditano ha sido más víctima que responsable. Nos lo hemos tragado porque había gente interesada en que se difundiera esa generalización. Porque así resultaba más fácil destruir nuestro tejido industrial, así se explicaban muchas cosas, el desempleo, el inmovilismo, los niveles de pobreza,... Mientras que protesten cantando un pasodoble no son peligrosos para el poder, han pensado siempre los que mandan.
Esa es la imagen que quieren transmitir de Cádiz, la de las noches al raso esperando para comprar unas entradas de Carnaval. Habíamos desterrado las colas pero la incompetencia de un concejal de Fiestas que no serviría ni para la concejalía de Playas de Logroño nos devuelve los cuadros tercermundistas de las sillas de playa, los reventas y las peleas. Curiosamente, la misma semana, la policía desaloja pone fin al sueño de Valcárcel. Una semana que nos muestra que sí, que hay gaditanos a los que sólo les preocupa con quién salga Subiela este año. Pero hay otros que no, que están preocupados por Valcárcel, el Olivillo, Tiempo Libre, el paro, la pobreza... y se mueven y trabajan. Pero esos no interesan a los que mandan porque con gente así se acaba el tópico que acusa a nuestra propia desidia de todos los males que nos suceden y nos podemos dar cuenta de que esos edificios abandonados son el reflejo del abandono que sufre esta ciudad y sus ciudadanos desde hace mucho tiempo.

jueves, 5 de enero de 2012

On air: Carta a los Reyes Magos

Imagen de arquehistoria.com
Hacer una columna de radio un 5 de enero y escribir una carta a los Reyes Magos se puede considerar un topicazo. Lo sé. Pero me dio igual cuando me puse ayer a redactar esta carta a los Reyes Magos para que se emitiera hoy, 5 de enero, en el Hoy por hay Cádiz. Hay tanto que pedir que no me importa no resultar original.

Queridos Reyes Magos:
Ya sé que no resulta muy original utilizar una columna de opinión un 5 de enero para enviaros una carta pero, tal y como está la cosa, hay tanto que pedir que no encuentro mejor momento y mejor oportunidad que esta.
Viendo el panorama político, os podría pedir un gobierno que no mienta a sus ciudadanos o un ayuntamiento que pague sus facturas, pero no creo que nos lo merezcamos porque, al fin y al cabo, acabamos de tener la posibilidad de escogerlos y esto es lo que ha votado la mayoría de mis vecinos. No os voy a pedir a vosotros que nos convirtáis en Islandia.
Tampoco os voy a pedir futuro, porque ese está asegurado, mejor o peor, pero con los jóvenes tan preparados que tenemos basta con que nuestros mayores permitan que llegue. Ni siquiera os pediré esperanza porque conozco tanta gente que se esfuerza por los demás, que muestra su solidaridad en el día a día, que con ellos la esperanza no se apagará.
Os voy a pedir cosas muy concretas. Quiero un cuerpo de inspectores de hacienda que acaben con el fraude fiscal. Necesitamos empresarios que cuando contraten a trabajadores, los den de alta en Seguridad Social y paguen sus impuestos. Me da igual de dónde sean, pero si van a venir subvencionados que les podamos exigir en consecuencia, que no queremos piratas como los de Delphi o Visteon.
También me gustaría que trajerais unos cuantos barcos para que los construyan en Astilleros. Algunos barcos para que lo que queda de nuestra industria naval no acabe hundida y se lleve consigo a la juventud de esta tierra. Porque yo no quiero que venga empleo, que eso me suena a caridad, a tenernos distraidos. Yo quiero trabajo digno que genere riqueza y contribuya a sacarnos de esta ruina que en España tiene tres años y en Cádiz nos dura toda la vida.
Sobre Cádiz, supongo que es tarde para pediros que el Bicentenario sea un éxito o que esté listo el segundo puente. Por eso, os pido que todo esto sirva para algo, que cuando os escriba el año que viene no lo haga desde la decepción de ver cómo el Doce se nos ha escapado entre las manos sin nada interesante que aportar y que los únicos visitantes que hemos tenido han sido los cordobeses y sevillanos que tienen casa en el Paseo Marítimo.
Y para acabar, algo de lo mío. Decídle a Baltasar que traiga un poquito de respeto para los que son como él, para tantos y tantos extranjeros que viven en nuestra tierra y conviven con nosotros.
Un saludo a los tres, Diego