jueves, 27 de octubre de 2011

On air: Auditar





Teófila Martínez quiere poner de moda las auditorías. Pero en eso es como el control del gasto, las limitaciones salariales o la reducción del déficit. Siempre para los demás, nunca para ella.

Nuestra querida y nunca suficientemente bien ponderada señora alcaldesa, en su versión de candidata al Congreso, porque en el Partido Popular se puede ser alcaldesa de una capital de provincia y candidata al Congreso sin ningún tipo de incompatibilidad, está de campaña. En los últimos días, la señora Teófila Martínez, ha decidido que las propuestas de los populares se van a basar en las auditorías. Como ella no puede hablar de empleo teniendo en cuenta los nulos avances que ha conseguido en la ciudad de Cádiz, pues se ha tirado por las infraestructuras. La ocurrencia la lanzó para el segundo puente y le ha gustado por lo que la ha ampliado a todas las obras públicas de la provincia: auditorías y después información fidedigna al ciudadano de cómo están los plazos de ejecución.
Aparte de lo raro que resulta oír hablar de información fidedigna a la alcaldesa de las vallas y las pantallas, está bien que se controle la ejecución de las obras públicas. Mientras que las hagan funcionarios públicos y no se paguen a auditores enchaquetados y engominados de empresas con gerentes amigos, todo correcto.
Lo que llama la atención es que los populares saquen la supervisión de la inversión pública como asunto principal de la campaña. Porque puestos a auditar, los populares podrían auditar cuánto ha costado el aeropuerto de Castellón y cuántos vuelos han despegado o aterrizado en aquel aérodromo. O cuánto le cuesta a la imagen de El Puerto que el Ayuntamiento le deba cuarenta millones de euros a la empresa encargada de la limpieza, que esta no pague a los trabajadores y que la basura inunde la ciudad portuense, tan querida por nuestra alcaldesa.
Aunque la misma Teófila Martínez puede hacer varias auditorias sin tener que cruzar Cortadura. Por ejemplo, una auditoría de la obra del pabellón Portillo, que lleva tres años cerrado sin que veamos avances, no estaría nada mal. También le propongo una auditoría de la piscina de Astilleros, en la que se pudieron inscribir los gaditanos antes de las elecciones pero que, probablemente, no podrán usar hasta una próxima convocatoria electoral. O que audite la obra del Paseo del Vendaval con aquellas vallas que se han convertido casi en parte del paisaje de la de tiempo que llevan e impiden recorrer el perímetro marítimo gaditano.
Pero puestos a auditar, ahí tiene al interventor municipal, un empleado público que no depende orgánicamente de ella y que ya le ha dicho que la deuda del ayuntamiento asciende a 134 millones de euros y que tener ese juguete de autopropaganda continua nos cuesta más de tres millones de euros al año. La verdad, a Onda Cádiz no merece la pena auditarla. Lo que habría que hacer, ya, es cerrarla.

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