viernes, 24 de junio de 2011

On air: Valcárcel recuperado

Foto: Cadizfotos.com
A pesar de haber pasado la semana en Córdoba, he seguido de cerca -todo lo que me han permitido mis obligaciones- la ocupación del Colegio Valcárcel y a ella dediqué mi columna del jueves en el Hoy por Hoy Cádiz. No es que yo sea muy de ocupaciones, más bien al contrario, pero en este caso, sin propiedad definida y en un edificio abandonado por la ineptitud de los políticos, me parece una magnífica fórmula de expresión de la indignación ciudadana.

Hay dos formas de entender la propiedad pública. Una, la mayoritaria, es la que considera que las cosas públicas no son de nadie. Esa ha dado lugar a una larga sucesión de desvaríos y desmanes. Los alcaldes que viajan por el mundo a costa de su Ayuntamiento, los concejales que conceden licencias sólo previo pago, los consejeros que oagan Eres a sus familiares, en definitiva, los políticos que meten la mano en la caja. Pero no sólo son los políticos, también muchos ciudadanos cultivan esa visión despreocupada y aprovechadiza de lo público.
La otra forma de entender la cosa pública es la de considerar que lo público es lo de todos. Esa es la visión responsable y comprometida, la que exige dignidad y respeto por lo común, la más difícil de llevar a la práctica en el corto plazo pero la más fructífera de cara al futuro.
Algunas de esas personas que creen en la importancia de lo público decidieron el pasado sábado entrar e forma pacífica en el colegio Valcárcel y ponerlo, de nuevo, al servicio de los ciudadanos de Cádiz. Reabrirlo de forma simbólica para sacar a la luz la desidia de las instituciones que han permitido mantener el edificio abandonado durante una década y que aún hoy no esté definida su titularidad ni su destino.
En general, no soy partidario de las ocupaciones, aunque pocas veces están mejor planificadas y más justificadas que en esta ocasión. Desde este mismo espacio hemos incidido muchas veces en la aberración que supone para una ciudad limitada territorialmente como Cádiz mantener tantos espacios públicos cerrados. El listado ya nos lo sabemos memoria.. Curiosamente, desde el lunes se suceden las noticias de los planes de futuro para algunos de esos edificios de todos que permanecen cerrados en Cádiz, las obras del Colegio Mayor, el uso hotelero del Tiempo Libre.
Muchas veces los ciudadanos nos sentimos incapaces para mejorar la realidad, el entorno que nos rodea. Parece que sólo nos queda el derecho al voto cada cuatro años y el pataleo entre elección y elección. Sin embargo, en ocasiones, se abren pequeñas puertas a la esperanza, a la construcción de una ciudadanía más responsable que controle a sus gobernantes y que cuando estos demuestren su incapacidad, actúe. Una de esas puertas a la esperanza se ha abierto enfrente de La Caleta, en el colegio Valcárcel. 

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