jueves, 14 de octubre de 2010

On air: El vacío de Valcárcel

La maqueta de Valcárcel tomada del blog de Fernando Santiago:
http://blogs.grupojoly.com/con-la-venia/
Esta semana he dedicado mi columna a la peor noticia de los últimos meses en Cádiz, desde mi modesto punto de vista. Tras siete años de espera, el Hotel de lujo que se proyectaba en Valcárcel se queda en nada. El solar seguirá sirviendo de aparcamiento por mucho tiempo. Será uno más, pero en este caso había un proyecto importante de inversión que nuestros políticos, unos y otros, han vuelto a dejar pasar.
No. No habrá un hotel de cinco estrellas en Valcárcel. Respira la cooperativa que gestiona ese aparcamiento pero Cádiz debe lamentarse. Es otro borrón en el tortuoso camino que nos va a llevar a un Bicentenario mediocre que simbolice mejor que nada el transcurso de doscientos años desde aquella fecha en la que Cádiz fue el centro de la España trasatlántica, hasta hoy en que no es más que una ciudad de provincias decaída y moribunda. 
El puente está en el aire. Como el Hotel Atlántico. O los Depósitos de Tabacos. O la Casa del Almirante. Si llegan, llegarán a lo justo, aunque lo más probable es que, poco a poco, se vaya confirmando la terrible realidad. La que se ha confirmado en Valcárcel. 

Soy de los que cree que el Bicentenario debería ser mucho más que obras e infraestructuras, pero algunas de esas infraestructuras son esenciales. Como la de un hotel de nivel suficiente para acoger a los mandatarios que acudan a la conmemoración. Si al menos, se termina a tiempo la reforma del Parador los gobernantes que nos visiten, que me da a mi que serán pocos, no tendrán que reservar cama en Montecastillo para esos días. 
De todas formas, lo de Valcárcel va mucho más allá de la decepción. Es muestra de la incapacidad, de la dejadez, de la inquina y la falta de lealtad que mantienen las instituciones. Siete años lleva el proyecto sobre la mesa y ahora se confirma que no se hará. Pero nuestros políticos no reaccionan pidiendo disculpas. No se comprometen a que no vuelva a suceder, a mejorar sus relaciones. Ellos a lo suyo, a tirarse los trastos a la cabeza a insultarse de nuevo  con tal de mantener calentito su sillón. 
A veces me pregunto si los ciudadanos de Cádiz nos merecemos unos gestores públicos tan nefastos como los que tenemos. Desgraciadamente, la respuesta es afirmativa. No sólo porque los votamos, de una forma u otra, elección tras elección. Si no, porque cuando suceden casos como éste, la calle, la ciudadanía, no reacciona. Como mucho nos quejamos entre dientes asumiendo el discurso que los políticos nos ofrecen. Para los de la rosa, la culpa es del Ayuntamiento. Para los de la gaviota, los culpables están en Diputación y la Junta. Así nos tienen distraídos mientras que buscan una nueva razón para montar la bronca. Pero no nos damos cuenta de que, sea quien sea el culpable, la víctima es Cádiz que ve marcharse otro tren de progreso y modernidad. Y nos quedan muy poquitos.

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