viernes, 10 de septiembre de 2010

Centenario

Creo que ya lo he escrito en algún sitio. Mi primer recuerdo en amarillo y azul es de un Trofeo Carranza. Estábamos en casa viendo la final entre el Cádiz y el Sevilla por televisión. Concluyeron los 90 minutos con empate. Mi padre, perro viejo en eso de colarse en el estadio, me dijo "Nos vamos a ver la prórroga".  Como no daba tiempo de subir la pasarela, cruzamos la vía del tren. Yo no sé en qué pensaba mi padre para saltar las vallas de la vía del tren con un niño de tres años. Menos mal que yo no me veré en esa tesitura porque ya no hay que cruzar la vía del tren para ir al estadio. Teófila dice que es cosa suya, pero seguro que ha habido más gente que arrimó el hombro para soterrar el tren del gol.

No es que mi padre fuera un inconsciente. A esa hora ya no pasaban los trenes por allí. Además, si fue inconsciente se lo agradezco porque me dio uno de los mejores recuerdos de mi infancia. Entramos en la preferencia de las puertas abiertas y pude disfrutar del gol de mi tocayo Dieguito, de falta directa en la portería de Fondo Norte. A lo mejor hay algún dato incorrecto, pero pondría la mano en el fuego porque fue así. Dieguito, el jerezano de cuando Jerez y Cádiz eran hermanas, de libre directo en la portería del Fondo Norte de antes de la publicidad de Ferrovial.

Era el primer Trofeo Carranza que ganaba el Cádiz y siempre podré decir que yo, con 3 añitos, estuve allí. Después vinieron otros miles de recuerdos más. Mis primeras lágrimas de alegría. Las primeras de desilusión. Mi primera camiseta. El maravilloso ingenio de Mágico González y una infancia soñando con ser ese 9 que marcaba los goles en el Carranza. Puedo jurar que jamás soñé con jugar en el Madrid o en el Barcelona. Yo quería ser tan bueno para ganar la Copa de Europa, pero siempre con el Cádiz.

Bendita niñez amarilla que se construye de recuerdos, aunque vistos con el prisma del tiempo algunos parezcan ridículos. Pero son parte de mi vida. Para mi el Cádiz tiene los 29 años que van de aquel recuerdo al día de hoy. Ahora ya no sueño con marcar goles. Pronto descubrí que no marcaría ninguno en Carranza. También descubrí que el Cádiz no ganaría la Copa de Europa. Me conformo, porque hasta a mi me ha llegado el conformismo con las cosas de Cádiz, con pasar casi dos horas con mi padre. Posiblemente, el culpable de mi cadismo. Sin ninguna duda, el artífice de que yo siga yendo cada quince días a Carranza.

Tal día como hoy hace 100 años dicen que se constituyó el club del que tiene origen el Cádiz. También dicen que no es así.  No voy a entrar en qué versión es cierta. Oficialmente, hoy es el centenario cadista. En las peores condiciones, con la peor realidad posible, pero una efeméride para demostrar que el Cádiz para muchos de nosotros es más que un club. Es el vínculo sentimental con lo que nos queda del pasado, de la familia, de la ciudad.

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